Hay que generar actitudes y conductas positivas hacia personas de otras culturas. De esta manera, la valoración positiva de la diferencia es:
- Un objetivo a conseguir a lo largo del proceso de educación intercultural.
- Una condición previa y necesaria para poder:
* Transformar las actitudes y conductas negativas hacia personas de otras culturas.
* Generar hacia esas personas, actitudes y hábitos de conducta positivos.
La educación intercultural no es un programa cerrado que pueda repetirse constantemente sin modificarlo. Por el contrario, la gama de actividades y actuaciones que se enmarcan dentro del concepto de educación intercultural es muy amplia, por lo que no es posible dar recetas que nos aseguren el éxito.
Nosotros mismos tenemos que saber situar los límites de cada actividad que pongamos en marcha.
Tenemos que ser conscientes que los objetivos que podamos alcanzar están en función de:
- El contenido y la amplitud de la actividad que estemos pensando en realizar. No debemos de caer en el error de pretender "cazar un elefante utilizando un caza mariposas".
- El concepto en el que vamos a trabajar y las limitaciones que éste nos impone. La implicación y motivación de los asistentes a una actividad extraescolar de carácter obligatorio, suele ser inferior que si la actividad tiene un carácter voluntario.
- El grado conocimiento y relación que mantengamos con los jóvenes con los que vamos a trabajar. Si mantenemos una relación continuada es posible pensar en una acción más prolongada en el tiempo encaminada a unos objetivos de mayor alcance que si se trata de jóvenes con los que sólo vamos a realizar una actividad puntual.
- El grado de implicación en la actividad de los destinatarios. En la medida que una actividad se sienta como algo propio, se favorecerán unos resultados más positivos que si los destinatarios perciben que sólo se les atribuye un papel pasivo.
Por otro lado hemos de tener en cuenta que:
- Las actividades puntuales tienen escaso sentido. Lo deseable es que cada actividad se enmarque dentro de un proceso más amplio.
- Los contenidos de las actividades deben partir y estar referidos a la realidad cotidiana de los destinatarios. No se trata de favorecer actitudes contrarias al apartheid en Sudáfrica, sino, de generar actitudes positivas en nuestro entorno más cercano y en nuestro día a día.
En cualquier caso conviene tener en cuenta que partiendo de una metodología de trabajo activa y dinámica, tenemos que enfocar nuestro trabajo como un proceso, a lo largo del cual, mediante la información, el análisis y la reflexión crítica de su realidad, los destinatarios de nuestro trabajo sean capaces de:
- Plantear en su vida cotidiana la relación con personas de otras culturas de un modo positivo.
- En la medida de sus posibilidades, trasladar a su entorno más inmediato, mediante la acción individual y colectiva, esa relación positiva con personas de otras culturas.